En la Reingeniería Empresarial es evidente que los equipos Directivos de las Empresas más competitivas están intentando aplicar las reglas y recomendaciones que se vienen exponiendo por parte de varios personajes, que de una u otra forma se han involucrado en los «rediseños de procesos», y cuyos consejos están avalados en cierta medida por las propias experiencias vividas, en los años más recientes, respecto a un conjunto más reducido de Empresas.
Se trata de reinventar la Empresa, de rediseñar los procesos, los sistemas, de hacer una reingeniería tanto de los negocios como de la propia Empresa, planteamiento que se basa en apostar decididamente por la innovación, por la creatividad como medios para lograr aprovechar mejor las capacidades y los recursos existentes de la Empresa; romper con el pasado y empezar de nuevo y aceptar, en suma, el pensamiento discontinuo.
La reingeniería de la Empresa o el rediseño de procesos es lograr la flexibilidad, la eficiencia y la efectividad de las estructuras y de los sistemas empresariales; es plantear el cambio radical frente al cambio gradual de aquellos, como solución adoptada hasta la fecha, pero que no ha servido para resolver, los problemas. Es, en concreto, introducir nuevos criterios, nuevos valores y nuevas ideas que sustituyan a las que se vienen manejando como herencia Taylorista, que antiguamente pudieron ser útiles, pero que en el presente muestran fuertes dosis de escepticismo respecto de su validez.
Cuando se habla de globalización de los mercados, cuando se observa la revolución tecnológica actual, cuando se describe el futuro inmediato con las autopistas de información-Internet, cuando se comenta la importancia del Teletrabajo o del Teleurban como sistema de crear empleo, de apoyar la creación y para evitar la congestión y aglomeraciones inútiles en las ciudades, o cuando se pone de manifiesto que los valores de la sociedad y el papel de los individuos y de los agentes sociales se han modificado sustancialmente, es que realmente nuestro mundo se está transformando profunda y rápidamente.
Las respuestas a la pretendida reingeniería, tienen que llevar a visualizar que el Hombre y la Empresa del próximo siglo van a trabajar en condiciones muy distintas a las que conocemos y en las que se han desarrollado las tareas en décadas pasadas; por ello hoy en día, se habla cada vez mas de reinventar, de innovar, de flexibilizar o se insiste en la creatividad, en los nuevos valores y en el nuevo papel de las personas y las tecnologías de la información y de la telecomunicación.
Organizaciones virtuales o de geometría variable, trabajo flexible, estructuras de trébol, gestión de la complejidad, teoría del caos, aceptación de disfuncionalidades, procesos adhocráticos, son expresiones que en la década que vivimos, representan la punta del Iceberg que alumbra lo que puede deparar el siglo XXI.
Pero hacer Reingeniería Empresarial o Rediseño de Procesos, no es tarea sencilla. Sin menoscabar el pretendido éxito, las pocas experiencias que hoy en día se conocen, no alientan en exceso. Manifiestan los iniciados, que cerca del 70% de las Empresas que acometen la Reingeniería no logran el éxito esperado. Existen muchas razones, se encuentran justificaciones a este fracaso; posiblemente las claves están tanto en los conocimientos y habilidades de las personas que llevan a cabo el programa, como en la aceptación plena de la necesidad de hacer cambios radicales. La memoria humana y organizativa es difícil de borrar y además, a veces el cambio no permite volver atrás.
Ante esta circunstancia, la rigidez y el conservadurismo del pensamiento hace su aparición y siempre queda la duda de lo que pueda ser mejor.
De todas formas es evidente que estamos siendo protagonistas del inicio de una revolución en las formas de estructurar y de funcionar las Empresas, de concebir una nueva manera de dirigirlas y de replantear con autenticidad y con vigor, que a la postre, todo queda en manos de la capacidad de las personas y en como sepan aprovechar el potencial de las tecnologías innovadoras a su servicio. Estamos en consecuencia, ante el comienzo de la escuela de la innovación de los procesos, heredera y posiblemente herética, de la que inicio hace varias décadas F.W. Taylor.
POR: HECTOR JAIME CORREA P.
*Vicepresidente de asuntos técnicos
Asociación Interamericana de Contabilidad – AIC